SOMOS mujeres emprendedoras con el corazón sembrado en la tierra y libre en el cielo. Nos mueve la fuerza de una identidad que nos integra en la diferencia. Cada una un mundo, cada una su historia, cada una mil maneras de sentir. Y en ese estar de cada una, se genera la magia y somos una. Infinitas miradas que buscan ese bienestar de mujeres que comparten.
VIVIMOS tiempos y espacios que nos definen en un día a día que levantamos a pulmón, con la mirada puesta en lo que emerge y con la confianza de que juntas somos más fuertes. Fortaleza que reside en el amor hacía una vocación que camina dándole forma a nuestros proyectos que, pasito a pasito, se convierten en realidades.
SENTIMOS nuestros estares, cuidamos nuestros pensares y compartimos nuestros haceres. Esta manera de ser y estar en el mundo nos permite decidir, ahora y aquí, el devenir de las cosas. La ibertad requiere conocimiento, de una misma y de los entornos que nos alimentan y dan sustento. Nos gusta conocernos y reconocernos en un proceso que nos enraíza para coger el vuelo.
TRABAJAMOS en entornos poco poblados con aromas de antaño, también en las urbes donde lo natural a veces se hace extraño. Nos apasionan nuestras labores, aunque en algunos momentos sean
demasiadas. Buscamos sostén entre nuestras compañeras, la tribu responde. Seamos de campo o de ciudad nos unen las ganas de conectar. Nos motiva ser cada vez más nosotras y caminar hacia ntender nuestras diferencias.
AMAMOS lo que hacemos y somos responsables de nuestros momentos y tiempos. Aprendemos que en el hacer está la experiencia y que en el sendero se tejen buenas nuevas. Nos apasiona tanto lo nuevo como lo viejo, lo femenino como lo masculino, lo de arriba y lo de abajo, lo claro como lo oscuro, lo rural como lo urbano. Nos gusta disfrutar de lo opuesto, para con ello caminar y continuar siendo las mujeres emprendedoras que somos.